Antes de empezar, tengo algo que confesarles… Escribir blogs no es mi actividad favorita y para la mayoría de nosotros es difícil sacar el tiempo para contar nuestras historias. A pesar de que es una excelente manera de glorificar a Dios y de incluirlos a ustedes en nuestro viaje, nos gusta pasar nuestro tiempo libre descansando y compartiendo entre nosotros. Especialmente ahora, que ya casi comenzamos el mes 10, y nuestros niveles de energía ya no están como estaban en el mes 1.

Habiendo dicho esto, se programan muchos concursos de blogs para motivarnos a seguir escribiendo; y tengo que admitir que al final, el premio es la motivación que nos empuja a hacer ese esfuerzo extra. Mucho de lo que ya he escrito lo he hecho por esta razón. Así que ya lo saben.

Para el concurso en el que estamos actualmente, se nos asignan puntos adicionales si, como equipo, completamos una lista que nos entregaron con 25 temas. Uno de los temas de esa lista es La Historia de un Hombre, y apenas lo leí sentí en mi corazón que no tenía que escribir sobre ningún hombre de los que había conocido durante este viaje con el World Race, sino acerca de mi abuelo. Por qué? No sé. Así que aquí estoy escribiendo, sin todavía tener mucha idea de lo que irá a salir, pero obedeciendo esa intuición, seguro de que algo bueno saldrá (hasta aquí la larga introducción jajajaj)

Mi abuelo se llama Carlos Rodolfo Saborío Alvarado, tiene 83 años y lo amo. Si lo conozco bien, lo más probable es que él no tenga claro cuánta bendición su vida le ha traído a tanta gente, directa e indirectamente.

A pesar de que no puedo compartir muchos de sus detalles de vida, porque la verdad no los conozco, sé que es el hermano mayor de cuatro y que fue criado en un hogar de buenos valores. Como hermano mayor, toda su vida cargó una dosis especial de responsabilidad de mantenerse atento sobre las vidas de sus hermanas y hermano, y lo ha hecho maravillosamente. Siempre luchó por lo que consideró que era lo correcto para todos, sin importar cuánto costara. Y muchas veces lo hizo pagando un costo personal.

Su familia y su infancia no estuvieron excentos de los problemas y las situaciones difíciles de cualquier persona, pero creció con muchas oportunidades en su horizonte, que aprovechó con pasión y excelencia. Algunos de sus grandes logros fue ser parte de la Junta Directiva que construyó nuestro querido Hospital de Niños, que es una de las joyas de la corona del sistema de salud pública de nuestro país. Siguiendo su pasión por la tecnología y las computadoras, fundó una de las primeras empresas distribuidoras de computadores en nuestro país. Ah, y también amaba volar su avioneta Cessna, que es una pasión que todavía mantiene a esta edad.

También dejó un maravilloso legado de hijos exitosos (una de ellas es mi querida mamá) y siete nietos (uno de los cuales soy yo). Todos hemos tenido el privilegio de beneficiarnos de sus logros. Y por supuesto que le doy igual crédito a mi abuela, que lo construyó todo junto a él, pero este blog no es sobre ella. Espero que no se me resienta.

A pesar de las muchas batallas que ganó, muchas también las perdió. Y tiene las cicatrices de batalla para mostrarlo. Después de 32 años de estar casado con mi abuela, su matrimonio se deshizo, lo cual fue muy duro para él. Pasó largos períodos enfrentando la soledad y cuestionándose a sí mismo, algo que en su mayoría mantuvo oculto de quienes lo rodeamos. La depresión y el alcohol lo acompañaron, pero nunca se rindió. Y nosotros nunca nos rendimos tampoco. Lo enfrentamos amorosamente como familia y ahora podemos ver el fruto de esa lucha. El amor nunca falla. Dios ha hecho que todo, incluso las partes difíciles, fueran para nuestro beneficio.

Ahora que está en sus años viejos, ha comenzado a enfrentar la batalla final de ir perdiendo lentamente su fuerza y algunas de sus facultades físicas. Algunos días su mente está más clara que otros, pero en general él se ve tranquilo. Parece haber encontrado paz en lo que ha sido su vida, y está especialmente feliz de tener a toda su familia a su alrededor, apoyándolo y amándolo en esta última parte de su jornada.

Dios lo ama mucho, no por lo que ha hecho o dejado de hacer, sino porque es Su hijo. A Él no le importan ni los buenos trabajos ni los errores que haya cometido en su vida. Solo le importa el amor que Él, Su Hijo y Su Espíritu, sienten por él.

Pronto estará regresando a casa donde su Padre, donde pasará el resto de la eternidad en Su presencia. Lleno de alegría, paz, libertad, amor, y fascinación infantil. Ahí nos esperará hasta que llegue el día en que todos nos reunamos con Papá. En Sus brazos se convertirá en un niño otra vez. Se acabarán sus preocupaciones y estará libre de ellas. Estará libre del miedo a la muerte y a las consecuencias del pecado, porque ya no existirán donde él va. No puedo evitar sentirme un poco celoso de él, pero tengo paciencia, sabiendo que mi día también llegará.

Escribiendo esto me doy cuenta de que el Espríritu está dentro de mí, para profetizar el último poquito de fe y seguridad que necesita mi abuelo en su corazón para poder concluir su viaje hacia la salvación y luego hacia el Cielo. Qué cosa más maravillosa es ver cómo Dios persigue a Sus hijos hasta su último aliento. No va a dejar que ninguno de nosotros se le vaya fácilmente. No puedo esperar a ver el desenlace final, pero estoy seguro de que será digno de un Dios amoroso y lleno de gracia.

PD/ este es el primer blog que he escrito llorando, y me alegra que haya sido así.

Esa fue mi Historia de un Hombre. Espero que les haya gustado!