En el campamento aprendimos que todo Cristiano debe vivir en misión, y aunque estemos en casa con gente familiar, seguimos estando presentes y activos en el campo de misión, listos para influenciar vidas y compartir testimonios. De hecho, vivir en misión no es sólo llegar al primer campo de misión y alimentar huérfanos o mendigos, pero también es hablar con los huérfanos y mendigos que Dios  interpone mientras vamos llegando a nuestro primer campo.

Por lo tanto, yo (atrevida que soy)  le pedí a Dios que me sorprendiera con gente en el camino para bendecir, pero de hecho creo que terminé yo más bendecida de lo que bendecí a otros. Estas son las historias:

1. Regresando a casa en SITP un día, después de una actividad que nunca resultó, estaba un poco desanimada por no haberme encontrado con mis amigos en el sitio especificado. De repente, sentí que Dios me dijo, “Habla con la muchacha que está sentada al lado tuyo”. Siendo honesta, no tenía ganas de hablarle, los zapatos me tallaban y estaba de mal humor, pero me resigné, me presenté y pregunté la típica pregunta de “qué piensas acerca de Dios”. He hablado con gente en los buses anteriormente, y me han respondido con todo tipo de herejías, entonces lo último que esperaba era “Mi Padre y lo máximo”. Atónita, le pregunté por qué, y entablamos una conversación que me levantó el ánimo y me demostró que mis amigos están en todas partes, y no solo en desencuentros.

2. Sentada en TransMilenio, se acercó un vendedor con el antiguo discurso de

“Señoras y Señores, no les quito mucho de su preciado tiempo … explicación de tragedia que me llevó a vivir de las ventas … pero como pueden ver, halagación de el excelente producto sellado, con un costo bastante rasonable … voy a pasar por cada uno de sus puestos… sin ningún compromiso, etc.”

De hecho, el señor no se desvió del patrón que es una de las tradiciones respetadas de la institución del transporte público, pero a mi criterio habló con franqueza, contando su rehabilitación de 40 años de drogadicción en términos eloquentes que daban gloria a Dios y sólo añadió las ventas como un ánexo lamentable. De esta manera, Dios me mostró su poder en redimir los casos que parecen perdidos

3. Yendo a visitar una amiga, tras hablar largamente y ver películas, me invitó a cenar con sus padres. Accedí. Obviamente, porque todos los adultos quieren saber “¿qué, exactamente, vas a hacer con tu vida?” respondí, como siempre, que iba a ir a 6 países (de por cierto, ahora también vamos a ir a Montenegro, ¡siii!) en 9 meses, ser misionera, pero que necesito recaudar fondos. Ellos, que fueron misioneros en España, me contaron muchísimas historias de la provisión de Dios y de esta manera me animaron a tener fé en el milagro de la provisión de Dios.

4. Viajando a la Sabana de Cundinamarca para ver los meteoros Perseidos con mi familia, nos estábamos subiendo al carro cuándo se nos acercó un mendigo, y en vez de pedirnos dinero, nos exhortó a tener ánimo. Creo que este sobresalto fué tan inesperado que mis padres decidieron darle 2.000 pesos a un desconocido aunque ellos no acostumbran darle dinero a una causa que no conocen. Le dieron el dinero y él nos dió una corta homilía de cómo Dios le dió fortaleza para continuar viviendo. De esta manera, Dios reiteró su poder para transformar vidas.

No sé qué será de la vida de estas personas, pero Dios las usó para que cuándo ellos se encontraron conmigo mientras iba llegando, me animaron y me hicieron ver la belleza de lo eterno en lo característico de lo cotidiano.