¿Cuántas veces hemos pensado que lo que somos no es suficiente? ¿Cuántas veces hemos creído que lo que hacemos es suficiente?

Jeremías1:7-9

Pero Dios me tocó los labios y me dijo:

-No digas que eres muy joven. A partir de este momento tú hablarás por mí, irás a donde yo te mande, y dirás todo lo que yo te diga. No tengas miedo, que yo estaré a tu lado para cuidarte. Desde hoy tendrás poder sobre reinos y naciones, para destruir o derribar, pero también para levantar o reconstruir.

Cuando la medida del éxito, bajo la lupa social; es el dinero, los títulos universitarios, cuántos “me gusta”, “compartidos”, “comentarios”, la cantidad de propiedades y bienes a mi nombre, la cantidad de personas que tengo a cargo, la cantidad de hombres/mujeres buscan mi compañía y satisfacen mi ego… este simplemente se vuelve inalcanzable y pensamos que no somos suficientes para ser llamados personas de éxito.

Muchas veces me he visto sometida a esta lupa social, ya sea porque yo me coloca bajo ella, o porque las personas desean medirme bajo ella.

He aprendido que SOY SUFICIENTE, soy lo que Dios creó, soy creación de sus manos, soy su hija, soy hermosa, soy inteligente, soy su sierva, soy escogida por el Rey, soy pecadora, soy perdonada, soy reflejo del amor de Cristo, soy una persona en proceso de mejora y continuo descubrimiento para ser más como Cristo y declararme más que segunda en mi vida.

Pero entonces, ¿si yo soy suficiente, lo que hago es suficiente? NO! Siempre me equivoco, no soy perfecta mas soy justificada en el amor del Señor. Así las cosas, no puedo declararme en huelga, y no hacer más por este mundo que cruzarme de brazos ante la necesidad y el llamado de Dios. Mi vida debe reflejar más que una búsqueda de dinero, de éxito, de estabilidad, de independencia. Mi vida debe reflejar que fui reconstruida y que soy suficiente a los ojos de Dios para poder así cumplir el propósito que Dios ha iniciado en mí.

Aparentemente, el cultivar una vida agradable a los ojos de Dios ya no es necesario para ser exitoso; aparentemente nos hemos dado por vencidos a vivir una vida de testimonio, para así vivir una vida de abundancia material sin importancia. En serio, ¿qué de todo lo que tenemos tiene vida eterna y la polilla o el tiempo no van a hacer estragos? ¿Sobre qué cosas estamos basando nuestra felicidad? ¿A qué cosas/personas les estamos dedicando nuestro tiempo?

Por eso te pregunto: ¿Qué querés ser/hacer cuando seas grande? ¿Tiene tu meta una trascendencia en el tiempo? ¿Qué cosas de las que estás haciendo ahora, te están acercando a esa meta?

Lo que este mundo ofrece es chiva, más no es lo mejor… ¿Y sabés algo? Dios NUNCA va a retener en sus manos lo mejor que tiene para tu vida.

Dedicá tu vida a ser suficiente en Cristo, mas a sentir que siempre podés hacer más para parecerte a él y para hacer que otros conozcan del amor más maravilloso. Él está esperando para ver tu rostro de nuevo… o por primera vez.