He aprendido a amar sin estar presente, he aprendido a esperar amando, y sigo en el proceso de amar como Papá me ama.

Ha sido difícil pasar días sin poder hablar con él, sin poder hablar mi idioma y sentirme plenamente comprendida, pasar días sin saber si está bien, sin saber si ocupa ayuda en sus proyectos, días sin escuchar su vos, saber que no podré sentir su afecto físico por 8 meses más.

Sin embargo, Papá me dio un novio que le ama antes de amarme a mí… es un asunto de prioridades de amor y cuando esto sucede, el amor es real y se sabe que solamente él puede llenar ese corazón.

A todo esto, Papá me ha mostrado lecciones que sigo aprendiendo:

  • El amor no depende de la distancia:

Papá y yo no estamos físicamente en el mismo lugar, mas su amor es grande y me alcanza todos los días. Su amor me hace sentir cerca de él y confiar en que aun cuando no le veo, está allí y anhela que yo le busque más.

Y así es como he aprendido a que aun cuando mi novio esté a miles de kilómetros de distancia, me está amando y me hace sentir amada con solo el hecho de recibir mensajes, fotos y audios cada 5 días.

  • El amor es paciente:

Esperar no siempre es fácil. Saber que aun cuando puede ser que consiga internet, las 13 horas de diferencia hacen que él esté dormido y yo despierta. He aprendido a esperar por lo momentos de encontrarnos sin desesperarme o sentirme impaciente. He aprendido a que él sigue con su vida: sale con sus amigos, va a trabajar, va a la universidad, va a la iglesia… y que sus espacios son necesarios para que ambos sigamos creciendo. El amor siempre busca el bien del otro sin anular el amor propio; por lo que he aprendido a que no puedo pretender tener algo ya cuando algo más está sucediendo que hace que mi novio sea mejor persona para cuando regrese a casa.

  • Él cuida de mi novio

Mi novio por sí mismo es una ser súper capaz y saber que quien lo creó cuida cada uno de sus pasos, me trae paz y confianza en que Papá no va negarse a entregar lo mejor que tiene para él, así como a mí me entrega día a día lo que tiene a bien para mí. No se trata de lo que yo pueda hacer por mi novio en mis propias fuerzas, sino de cuánto estoy orando por él como persona para que Papá se muestre y él pueda crecer a su imagen.

  • Él me comprende

Muchas veces no me he sentido entendida, ya sea por mi idioma, por mi cultura o simplemente por la forma en la que me concentro a hacer mi trabajo; y es en esos momentos en los que Papá me abraza y me dice, yo te entiendo, podés traer todas tus cargas a mi, yo te hago descansar, yo reconforto tu alma y en mí podés ser llena. La afirmación que busco debe ser saciada en la presencia de Papá y no la de los hombres.

  • Tengo una promesa

Saber que Papá tiene mi vida en sus manos, que esa vida incluye sueños, anhelos, un presente y futuro esperanzador…me hace sentir que no importa cuánto tenga que esperar por volver a ver a mi novio, lo voy a volver a ver.

Siento paz esperando por mi promesa y eso me permite sonreír aun cuando no ha llegado el momento de ver que es una realidad.

 

 “Una persona puede ser vencida, pero dos ya pueden defenderse; y si tres unen sus fuerzas, ya no es fácil derrotarlas” Eclesiastés 4:12

 

Definitivamente si mi novio y yo no buscamos a Papá día a día, nuestra relación pierde sentido y forma.