“Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará.” Proverbios 22:6
¿Qué es instruir?
Según diccionarios instruir se define como:
- Proporcionar conocimientos, habilidades, ideas o experiencias a una persona para darle una determinada formación.
- Informar a alguien acerca de algo o comunicarle avisos o reglas de conducta.
Entonces, ¿cuál de las dos definiciones estamos aplicando cuando se trata de la palabra de Dios en nuestro hogar? ¿Somos de los que proporcionamos conocimientos…experiencias para dar una formación o somos de los que comunicamos reglas?
¿Es acaso que algún día seremos juzgados por cuántos versículos podemos recitar? ¿Es acaso que algún día seremos cuestionados si no sabemos todos los libros y cartas de La Biblia en el orden correcto? ¿Quiero que mi familia sienta que debe buscar ser mejor persona o es que quiero que mi familia tenga una verdadera relación con Dios porque siente en su ser la necesidad de ser saciado con agua viva? ¿Cuál es la clase de evangelio que comparto? ¿Somos de esos cristianos por herencia o de los cristianos que son transformados por el poder de la palabra? ¿Cómo quiero que sean criados en la palabra mis hijos, sobrinos, hermanos, nietos…?
Hoy en día es bastante común el escuchar: “Sí, soy cristiano pero no practicante” ¿Qué diantres significa eso? Es como decir: “Sí, soy vegetariano pero todos los días me como un T-bone” ¿Desde cuándo las relaciones ser traspasan por herencia y las etiquetas son regaladas por detalle de sangre?
Como comenté en mi blog anterior, esto no es algo que afecte solamente a los tan llamados cristianos, pero a todos aquellos que han llegado a conformarse con una etiqueta que hacen que sean bien vistos en el mundo. Es fácil llegar a decir que sos cristiano(a) pero no tener una vida íntegra que refleje eso.
Yo estuve en ese lugar. El lugar donde el legalismo se vuelve religión, donde ir a la iglesia significa que estás bien con Dios, donde orar antes de cada comida es la única comunicación con Dios que tenés, donde leer la Biblia no es más que pasar las hojas y llegar al último versículo del último capítulo.
Ahora que estoy al otro lado del puente, ahora que he cruzado el río y lucho por no volver atrás, me doy cuenta del papel tan importante que juegan los papás, amigos, hermanos, tíos, abuelos en la vida cristiana; y con esto no digo que mi mamá no sacara el rato para orar conmigo o para leer la Biblia conmigo. Con esto digo que nunca es suficiente con decir “hice lo que pude hacer”.
La vida cristiana no es de un día a la semana, no es de una vez al día o del primer domingo de cada mes donde se tiene la oportunidad de celebrar la cena de Señor y por eso me pongo a cuentas 2 minutos antes de tomarla. ¡No! La vida cristiana es un estilo de vida que no se deja, es una decisión de cambio, es un anhelo insaciable de seguir a Jesús, es un disfrute innegable de la presencia de Dios y los regalos a través del Espíritu Santo.
Y sí, puede ser que nadie pueda poner ese anhelo en el corazón de uno más que Dios; pero, ¿quiénes de nosotros estamos realmente entregando conocimientos, habilidades, ideas y experiencias a los que nos rodean con el fin de moldearlos en determinada formación?
He escuchado muchas veces: “Es que mi hijo decidió ser ateo, y la verdad está bien…el muchacho no se porta mal, vieras que no es de esos que hacen nada malo en la calle y saca buenas notas; yo creo que mientras no se porte mal, está bien” ¿Desde cuándo empezamos a renunciar a la urgencia de compartir el evangelio con los que amamos? ¿Desde cuándo nos volvimos tan libres que la verdadera libertad fue arrancada de nuestras manos?
Muchos caen en el pensar que ser cristiano es aburrido, es muchas reglas, es imposible… y no sé de dónde sale esta teoría. No creo que por no emborracharme y perder control de cuerpo soy feliz y divertido, no creo que por saber y reconocer que cosas están bien ante los ojos de Dios sea que no puedo hacer nada, no creo que tener sexo libremente sea la forma de encontrar identidad en este mundo, simplemente no creo que dejar correr en el techo de un rascacielos sin barandas a un hijo sea la mejor idea que puede tener un padre.
¿Qué es entonces lo que debería estar alimentando nuestra etiqueta cristiana? ¿Qué es lo que hace que un cristiano actúe como tal y no como la doctrina dice?
¡Simple!
Su tiempo a solas en la presencia de Dios.
Y este tiempo puede lucir muy diferente de una persona a otra, inclusive puede lucir diferente de un día a otro en una misma persona. Este tiempo puede ser escuchar melodías cristianas que me hagan reflexionar en lo que Dios es para mí y lo que es en este mundo, puede ser orar alabanzas/versos/interceder por mi vida y la de los demás, puede ser estudiar la palabra de Dios preguntando qué es lo que Dios me quiere enseñar a través de ese pasaje, puede ser acostarme en el suelo y callar para así escuchar/ver lo que él tiene para mí o los que me rodean (oración de escucha)… la presencia de Dios luce diferente para todos, pero mientras más le conocemos, más anhelamos leer su palabra y pasar tiempo en oración, porque sabemos que es la única forma en la que podemos enfrentar lo que se nos viene (Efesios 6: 10-18)
Nunca subestime lo que Dios le quiere decir. Nunca subestime su vida por su edad (1Timoteo 4:12) Nunca piense que por hacer cosas buenas es salvo (Efesios 2:8-9). Nunca piense que por tener don de lenguas o ser profeta es salvo (Mateo 7:21-23). Nunca crea que porque ama al que le sonríe ya cumplió (Mateo 5:44-45).
Quiero retarte a pensar en qué estás haciendo para conocer más a Dios y en qué estás haciendo para instruir a otros en los caminos de Dios.
¿Qué es lo primero y lo último que hacés cada día? ¿Qué es lo que hacés cuando tenés tiempo libre?¿A quién estás discipulando? ¿Cómo querés vivir tu matrimonio? ¿Qué estás haciendo para fortalecer tus relaciones?
Si pudieras describir en una palabra tu relación con Dios ¿cuál sería?
