El lunes pasado, tres de los equipos de nuestro grupo se subieron a un bús y comenzamos nuestro viaje hacia Talamanca, Costa Rica. Pasamos unas 8 horas en este bús antes de comenzar nuestro viaje por carretera destapada. El pobre bús tuvo que cruzar algunos ríos pequeños y colinas muy rocosas. Muy pronto, el bús se detuvo y nos dijeron que habíamos llegado. Excepto que no habíamos llegado al destino final. Ahora teniamos que caminar para llegar a nuestra base. El aire era escaso, y realmente no estoy acostumbrada a ninguna elevación por encima de 6 pies. De una estábamos subiendo una loma. Pasé la mayor parte de ese tiempo, respirando profundamente y con oxígeno limitado por la altura. Justo después, llegó la camioneta y algunos de nosotros nos montamos en el platón de la camioneta. El viaje en la camioneta se convirtió en mi parte favorita de la semana.

Llegamos a la base y nos instalamos en nuestras habitaciones. Me senté en mi cama y un murciélago voló por mi cara. Fue en este momento que me di cuenta de que pocas cosas me sorprenden ahora. Me senté allí tranquila y continué desempacando, ¿en quién me he convertido? (jaja)

Esta semana, mi tarea para las clases de la U, constaba de dos herramientas para el liderazgo: la Curva del estado de Animo y los roles en la administración. La primera herramienta terminó siendo una representación exacta de nuestra semana en la selva. Luego tenemos la fase de Luna de Miel; es cuando comienzas un proyecto o experiencia. Estás emocionado, con expectativas y no puedes ver cómo podría salir mal. Estuve allí la mayor parte del lunes. No sabía qué esperar, pero estaba emocionada.

A continuación, tenemos una curva descendente que la llamaremos la zona de desición. En esta zona es cuando todo comienza a mostrar sus colores verdaderos, cuando el proyecto comienza a mostrar dónde puede salir mal y cuando comienzas a tener dudas. Esta zona es critica en el que el individuo decide seguir adelante o darse por vencido. Estos son los momentos que han dictado los resultados de todas nuestras vidas.

 

Yo comencé a declinar cuando nos dijeron que nos pusiéramos repelente de mosquitos, cogieramos nuestros impermeables, nos pusiéramos nuestras botas de lluvia y llevaramos una linterna. Era aproximadamente las 3 de la tarde, y estaba intrigada sobre cuánto tiempo estaríamos caminando si ibamós a  necesitar nuestras linternas. Caminamos por colinas rocosas durante mucho tiempo y luego caminamos por las colinas resbalosas y llenas de lodo.

Estaba completamente consciente de que tenia que sobrevivir esta caminata ó no iba lograr ir a las visitas en casa. No puedes conducir una camioneta por la selva. En un momento, todo lo que podía pensar era que no había completado la caminata de 2.3 millas en el campamento de entrenamiento, durante el verano, debido a mi espalda. Al mismo tiempo, comenzaron a circular rumores de que caminaríamos esta cantidad TODOS los días. No podía darme por vencida, pero la tentación seguía ahí. Había llegado a la zona de tomar una decision. Mirando hacia atrás, pienso en lo que me habría pasado si me hubiera dado por vencida. ¿Me habría perdido todas las visitas a la casa? ¿Hubiera perdido la posibilidad de consolar a una joven de mi edad, que estaba de luto por su hermano? ¿Me hubiera perdido pasar un rato en una cocina de carbón con las mujeres de la iglesia? ¿Es posible que me haya perdido la oportunidad de conocer a una mujer que dijo que sus padres eran de la misma tribu indígena colombiana que mi abuela me habia contado que era su familia? Renunciar no nos enseña muchas lecciones; solo tranquiliza la creencia de que podemos y debemos rendirnos cuando las situaciones son difíciles. Siguiendo hacia adelante, incluso si nos duele, nos permite vivir nuestro potencial.

¿En qué lugar de tu vida has llegado a la zona decisiva? ¿Dónde estás a punto de renunciar o feliz de ser complaciente? ¿De qué maneras puedes prepararte para esto?  Escribe palabras de animo, a si mismo, antes de que lo necesites. Pídele a otras personas que identifiquen cuando llegues a los momentos bajos. Yo me hubiera arrepentido toda mi vida, el no haber superado los desafíos para ver la bendiciones y recompensas de esta semana.

Hay grandes cosas frente a ti, ¿vas a renunciar antes de llegar a ellas?