October 17, 2018.
It was around 7:30 and the sun had already gone. It was raining earlier but now only a drizzle fell. We made our way out of the little house that we were all crammed in separated into our teams and were lead by a leader of the church. We were evangelizing tonight.
My team was lead by Carlos and he first took us to the park. As a result of the rain it was pretty empty we just saw about three people there. We spoke to them and started to make our way back just over the bridge but then saw more groups of youth hanging around getting high. This park is known for being a place where people do drugs. We were able to share our stories with a couple of more people then we headed back to the house complexes.
So you know how when people knock on your door in the states and you hide so they wont see you or you worn everyone at your house that the Jehovah Witnesses are outside again so to not open the door? They don’t do that here. THEY OPEN THEIR DOORS. They just don’t open their doors but they welcome you inside. Its weird how welcoming they are when they see foreigners at their door asking them if they can have 5 min of there time to talk about Jesus.
There was once house in particular that we were astounded in their openness. It all started when Wesly and I stoped a kid maybe about 14 years old to talk to him. As we spoke to him his mom saw that we were speaking to him from her window so she opened the door and watched us with the rest of her kids. Conner then went to speak to her and Jezie helped to. When we finish praying for her son we joined the others with his mom.
His mom and his sister were so bold and excited to speak to us. They ended up asking us to go inside to pray for them! They were Catholic so once we were inside she asked if it was okay to close the door for privacy. We prayed for their health, work, schooling, and that they would begin to have a relationship with Jesus. They were so joyful, welcoming, and thankful. The people of Medellin, Colombia are some of the most kindest people ever.
17 de octubre de 2018.
Eran alrededor de las 7:30 y el sol ya se había ido. Estaba lloviendo antes pero ahora solo lloviznaba. Salimos de la pequeña casa en la que todos estábamos abarrotados en nuestros equipos y fuimos dirigidos por un líder de la iglesia. Estuvimos evangelizando esta noche.
Mi equipo fue dirigido por Carlos y primero nos llevó al parque. Como resultado de la lluvia estaba bastante vacío, vimos a unas tres personas allí. Hablamos con ellos y comenzamos a regresar al otro lado del puente, pero luego vimos a más grupos de jóvenes dando vueltas drogándose. Este parque es conocido por ser un lugar donde las personas consumen drogas. Pudimos compartir nuestras historias con un par de personas más y luego regresamos a los complejos de la casa.
Entonces, ¿saben cuándo las personas llaman a su puerta en los Estados Unidos y se esconden para no verlos a usted o a todos en su casa que los testigos de Jehová están nuevamente afuera para no abrir la puerta? Ellos no hacen eso aquí. Ellos abren sus puertas Simplemente no abren sus puertas pero te dan la bienvenida. Es extraño lo acogedor que son cuando ven a los extranjeros en su puerta preguntándoles si pueden tener 5 minutos de tiempo para hablar sobre Jesús.
Una vez hubo una casa en particular que nos sorprendió en su apertura. Todo comenzó cuando Wesly y yo detuvimos a un niño de unos 14 años para hablar con él. Cuando hablamos con él, su madre vio que estábamos hablando con él desde su ventana, así que ella abrió la puerta y nos observó con el resto de sus hijos. Conner luego fue a hablar con ella y Jezie la ayudó. Cuando terminamos de orar por su hijo, nos unimos a los demás con su madre.
Su madre y su hermana estaban tan atrevidas y emocionadas de hablarnos. ¡Terminaron pidiéndonos que entráramos para orar por ellos! Eran católicos, así que una vez que estuvimos dentro ella preguntó si estaba bien cerrar la puerta para tener privacidad. Oramos por su salud, trabajo, educación y para que comenzaran a tener una relación con Jesús. Fueron muy alegres, acogedores y agradecidos. La gente de Medellín, Colombia, es una de las personas más amables de la historia.
