My existence is birthed from a corrupt gospel; from rape, murder, and genesiade. With the greed of one man masked with Christianity entire people groups and their history, knowledge, and culture would be destroyed.
I am birthed from a struggle between the church and people fighting for their lives. In this battle the church won. The church would erase the identity of these people and impose a new way of life that would kill any reflection of God that was already living within them. With this a new people where born in the Americas.
The ignorance of these men of God and their fear of the unknown would not even permit their newly converts to express their praise to God in their own way. They gave them new “christian” names, changed their clothing, cut their hair, and made them forget their own language. These men where called missionaries and while majority of these missionaries helped to establish the new order in their “new” world there were others missionaries who apposed the mistreatment and abuse of the native people.
I am a direct result of this abuse of the gospel. I can even brake it down to the percentage of my DNA makeup. You can see it in the pictures of my Grandma how was native and the features present in my family.
I hate being called a missionary. The “good news” that was presented to people of color was not good news but news that stated that everything that made them a people was wrong and needed to be fixed. The connotation that the word missionary has is not a pleasant one to me. Yes they did speed the gospel but their methods were not from God or what God would have wanted them to have been.
I’m glad to be able to share the gospel and traveling is a plus but to be called a missionary I would rather not. I am simply a man who has a desire to serve God. To encounter people and hear their stories and share with them my own and how Jesus impacted me. I want to do this in a way that honors not just God but those who we come across. To present them the story of Christ in a way that it is welcomed within their own cultural context and is not imposing my own Mexican-American idea/experience of the gospel.
Mi existencia nace de un evangelio corrupto; De la violación, el asesinato y la génesis. Con la codicia de un hombre enmascarado con el cristianismo, se destruirían grupos enteros de personas y su historia, conocimiento y cultura.
Nací de una lucha entre la iglesia y las personas que luchan por sus vidas. En esta batalla la iglesia ganó. La iglesia borraría la identidad de estas personas e impondría una nueva forma de vida que mataría cualquier reflejo de Dios que ya estaba viviendo dentro de ellas. Con esto nació un nuevo pueblo en las Américas.
La ignorancia de estos hombres de Dios y su temor a lo desconocido ni siquiera permitiría que sus recién convertidos expresen sus alabanzas a Dios a su manera. Les dieron nuevos nombres “cristianos”, se cambiaron de ropa, se cortaron el cabello y les hicieron olvidar su propio idioma. Estos hombres fueron llamados misioneros y, mientras que la mayoría de estos misioneros ayudaron a establecer el nuevo orden en su “nuevo” mundo, hubo otros misioneros que aprobaron el maltrato y el abuso de los nativos.
Soy un resultado directo de este abuso del evangelio. Incluso puedo reducirlo al porcentaje de maquillaje de mi ADN. Se puede ver en las fotos de mi abuela cómo era nativo y las características presentes en mi familia.
Odio que me llamen misionero. Las “buenas noticias” que se presentaron a las personas de color no fueron buenas, sino noticias que afirmaban que todo lo que los convertía en personas era incorrecto y debía solucionarse. La connotación que tiene la palabra misionero no es agradable para mí. Sí, aceleraron el evangelio, pero sus métodos no eran de Dios o de lo que Dios hubiera querido que fueran.
Me alegra poder compartir el Evangelio y viajar es una ventaja, pero al llamarme misionero, preferiría no hacerlo. Soy simplemente un hombre que tiene un deseo de servir a Dios. Para encontrar personas y escuchar sus historias y compartir con ellos las mías y cómo Jesús me impactó. Quiero hacer esto de una manera que honre no solo a Dios sino a aquellos con quienes nos encontramos. Presentarles la historia de Cristo de manera tal que sea bienvenida dentro de su propio contexto cultural y no esté imponiendo mi propia idea / experiencia mexicano-estadounidense del evangelio.
