Para los que no me entienden (porque probablemente van a leer esto por Google Translate) me explico de antemano; uno de las escenas comunes en la comedia Colombiana es el diálogo de dos holgazanes huipitas, ambos llamados Celio, que pasan los días ganduleando en hamacas, echando chistes y burlándose de la vida. Por estos días, especialmente cuándo debo sentarme a escribir, parece que yo también me llamo Celio.
Yo: Laurammm
También yo: ¿Quémmm?
Yo: Deberiámos escribir algommm
También yo: Ay no, que perezaaaa
Yo: Laurammm
También yo: ¿Quémmm?
Yo: Deberiámos terminar lo que escribimoooos
También yo: Ay no, que perezaaa
Yo: Laurammm
También yo: ¿Quémmm?
Yo: Deberiámos subir lo que escribimoooos
También yo: Ay no, que perezaaa
Mis queridos lectores, les confieso, entrando al cuarto mes de lo mismo, me da tanta pereza escribir y la verdad no sé qué me pasa. Escribo algo, lo vuelvo a leer, y porque las palabras no parecen tener ni propósito ni cohesión, las dejo así y me prometo que voy a re-escribirlas mañana, pero resulta que me embolato y nunca termino un blog. Sería narcisista de mi parte creer que ustedes están esperando con ansias mi cada palabra, y de hecho, esta no es la razón por la cual escribo; escribo porque quiero explicar las obras divinas que estoy presenciando a diario, pero de menudo encuentro que mi parco vocabulario y corto talento no puede expresar de forma adecuada lo que quiero transmitir.
Por eso, el temor, vicio grande y terrible, se esconde tras el vicio de la pereza, vicio pequeño y perdonable, el cual amablemente me puede esconder detrás las verdades a medias; “prefiero hacer otras cosas más interesantes” y “no tuve tiempo”. Pero, mirando ambos vicios en los ojos, quisiera representar estas dos mentiras como mentiras que son; nada es más importante que testificar acerca de Dios y por lo tanto aún cuándo no tengo tiempo, debo hacer el tiempo.
Tras del hecho, aún cuando mis palabras no son suficientes, estoy convencida que una imagen incompleta es mejor que ninguna imágen en absoluto, sin mencionar que tengo un compromiso con The World Race, con migo misma y con Dios que me obliga a la disciplina valiosa de historiar alguna maravilla en mi blog mínimo una vez por semana. Entonces, por lo tanto, he decidido continuar en el programa que tenía anteriormente, y seguir contando de las maravillas del Señor, aún cuando me de perezaaaa.
