Háganme un favor y lean Mateo 25:31-46

Es una parábola interesante y un tanto controversial, pero quisiera discutirla. De hecho, esta parábola es una de las muchas razones por la cual soy misionera; nunca quiero correr el riesgo de ser tan ciega como para perderme una oportunidad de ayudar a otros a cuestas de mi eternidad. Por lo tanto, teniendo en cuenta la importancia de servir a otros, y considerando las implicaciones de esta parábola, creo que Jesús no está diciendo que si una vez no ayudo a alguien que lo necesite automáticamente me vuelvo una cabra, espero que haya gracia para cubrir hasta este pecado. Y de hecho, si creo hipotéticamente que si una vez no ayudo a alguien soy juzgada eternamente, dado que hay muchísima gente en el planeta que no tiene ayuda, ¿quién, pues, será salvo?

De igual manera, sí creo que la parábola significa que el corazón de una oveja obediente es revelado por medio de la manera que alguien ama a su prójimo. Las cabras no son cabras sólo porque no aman al prójimo, si no porque son desobedientes y no quieren seguir el mandato divino. Cuando pienso esto, llega la pregunta “¿cuántas veces puedo no ayudar a otro antes de que deje de tener corazón de oveja?” Desafortunadamente, creo que esto revela un corazón que tiende a ser el de una cabra. La verdad es que la oveja debería estar preguntando “¿puedo servir más?” en vez de preguntar “¿cuál es el servicio mínimo?” Debería estar preguntando “¿quién es el más pequeño?” en vez de “¿quién es el más grande?” Pero, igual, hay veces que a mi carne le gusta ser una cabra terca en vez de una oveja mansa.

En estos días esta verdad me ha confrontado de manera brutal, siempre hay otra oportunidad para servir y ayudar a otros, aún el más pequeño. De hecho, desde que llegué a Medellín hace cinco días, como escuadrón hemos; limpiado y organizado todo tipo de objeto habido y por haber, ido a una zona de tolerancia para hablar y regalar aguepanela con pan a personas que estaban consumiendo droga al frente de nosotros, actuado pequeñas obras de teatro para abuelos en un ancianato y niños en un parque, jugado con muchísimos niños, compartido testimonios, predicado la palabra en cultos de la iglesia, orado por personas y ministerios incontables, demostrado amor aún a pesar que la mayoría no habla Español, creado amistades entre nosotros y hemos servido los unos a los otros. En resumen, hemos hecho muchas cosas para amar al prójimo, y eso es aún sin mencionar otras actividades que tardarían mucho para explicar.

Esta imágen de las ovejas que tengo alrededor mío es tan buena que por ella me es posible ver al reino. Creo que esta es la idea que tenía Jesús cuando ordenó que un grupo peqpueño de galileos dejara todo, le siguiera e hiciera “discípulos de todas naciones” (Mateo 28:18). Es verdad que esta gente no entiende Español muy bien ni ciertas partes de la cultura Colombiana, pero tienen el corazón que siempre pregunta “¿qué más hay para hacer?”, y esto es lo que realmente vale la pena en esta vida y en la próxima.