Subo las delgadas escaleras, Darly y Flor van adelante mio. El portero del prostibulo nos sigue con la mirada. Minutos antes tuvimos qu estrecharle la mano y regalarle una sonrisa, es lo minimo que este hombre merece por permitirnos entrar a su territorio, al menos eso es lo que el piensa.
Mis manos tiemblan pero sujetan con firmeza las 10 invitaciones que me fueron confiadas. Son invitaciones de cartulina color crema, estan decoradas con bellas tacitas de te color carmin, las letras tambien son carmin. Mientras subo cada escalon, empiezo a comprender mejor que esta no solo es una invitacion para tomar el te con mujeres de la iglesia. Esta invitacion es el inicio de la lucha por la libertad de aquella persona que la reciba. Cada escalon es una oracion por las mujeres que dentran estos papeles en sus manos.
Parece una enternidad, pero son solo unos segundos los que me toman llegar al segundo piso, finalmente estoy en el burdel. Mis piernas empiezan a temblar, los hombres estan en lo que parece haber sido en el pasado una sala. Es una habitacion vacia, lo unico que hay son sillas de plastico y hombres viejos, tambien hay jovenes. Hay hombres con mirada avergonzada, otros con mirada perdida, tambien los hay con mirada llena de odio y avaricia. Ninguno parece estar vivo.
Entro lentamente a la habitacion, Darly y Flor mantienen su andar firme, ojala su seguridad opaque mi miedo. En este momento mis piernas son gelatina y estoy baniada en sudor. Es una nueva emocion, o mejor dicho, un nuevo nivel de emocion. Un miedo que jamas habia experimentado en el pasado. Esto no es una pelicula, no es la casa del terror de la feria del hogar, no es una simulacion. Esto es un burdel y yo estoy en el.
Puedo sentir como la mirada de los hombres pasean por mi cuerpo. Ellos no ven mi alma, soy solo carne y ellos estan hambrientos. El terror no me congela porque las invitaciones en mis manos me recuerdan que tengo una mision. No retrocedo porque ellos no avanzan. Ellos saben que no soy una de ellas, ellos saben que no estoy sola. Por un segundo dudo de la decision que tome pero luego siento un ejercito de angeles rondeandome, estoy bien, todo va a estar bien.
Ahora camino por el pasillo oscuro, mohoso, interminable. A mi izquierda solo hay pared pero a la derecha se puede ver habitacion tras habitacion. Muchas de ellas estan con la puerta cerrada. Flor me pregunta si puedo escuchar todo lo que esta ocurriendo ahi adentro, la verdad es que no. Lo unico que escucho son los latidos de mi corazon. Otras puertas si estan abiertas, y en el umbral hay una silla, y en la silla una mujer.
Algunas son realmente jovenes, otras son bastante mayores. Es curioso encontrar a mujeres indias con sus vestimentas tipicas teniendo como vecinas a mujeres chinas vestidas de colegialas. Tambien hay chicas de Indonesia con vestidos de fiesta baratos. Hay tanta diversidad de razas, estilos y edades… pero todas son victimas del mismo pasado y esclavas del mismo presente.
Nos detenemos en la primera puerta, ella no habla ingles. Darly la abraza como a una vieja amiga y le explica en el idioma local que pronto habra una fiesta en su honor. Yo hago las mimicas de bailar y comer. Ella sonrie y recibe la invitacion. Ok, me tengo que detener aqui porque no solo fue el acto de recibir la invitacion lo que quebro mi corazon… imagina a esa mujer extendiendo sus brazos y recibiendo el papel, por primera vez en mucho tiempo alguien vino a darle algo y no a quitarle todo. “Dios, gracias por permitirme presenciar el inicio del proceso de libertad y sanancion de esta mujer. Ella sera libre, sera sana y sera tuya”.
Sigo recorriendo el pasillo, dsitribuyendo invitaciones y sonrisas. Cada cierto tiempo pasa un hombre, rastrea el lugar buscando a su nueva victima. Algunos no se sienten satisfechos con lo que ven y se retiran, otros encuentran lo que su apetito animal estaba buscando y entran a la habitacion. Lo que mas duele es ver a las mujeres atraerlos con dulces palabras y suaves movimientos, este lugar es sin duda lo mas cercano al infierno.
Terminamos de visitar a todas las mujeres de ese burdel, el camino termina con una gran pared cubierta de garabatos y lapiz labial. Me doy la vuelta y veo a cinco o seis hombres parados al inicio del pasillo, nos estan estudiando de pies a cabeza. Voces empiezan a sonar en mi mente, “no podras salir de aqui”, “ahora eres una de ellas”, “nadie podra rescatarte”. Yo se muy bien que estoy atrapada, nosotras somos solo 3 y aqui hay todo un ejercito de maldad. Un empujon y un portazo es lo unico que se necesita para que yo este entre cuatro paredes y a los pies de una apestosa cama. “Esclava”.
En medio del terror me invade una inexplicable calma. Siento como mis pies avanzan y mis piernas ya no tiemblan. No se muy bien como me estoy moviendo porque no es mi cerebro el que dio la orden. Todo a mi alrededor desaparece y mis ojos solo ven las escaleras hacia la salida. Al darme cuenta estoy cruzando entre los hombres que, segun yo, me secuestrarian. Ellos no se mueven, no dicen nada, no pueden hacer nada. En ese momento me doy cuenta como Dios nos proteje. El sabe muy bien donde estamos yo, Flor y Darly. El sabe que estamos en una mision especial y por eso manda su proteccion especial. No son solo angeles sino la misma presencia de Jesus abrazandonos. Se que es dificil de creer, y no planeo convencer a nadie. Pero yo se lo que vivi esa noche, y yo se quien me cuido.
Por fin estoy en la calle, aun con invitaciones en la mano. Nos dirigimos al siguiente edificio, en la puerta esta el portero. Nos da permiso para subir pero nos advierte que si entramos nunca podremos salir. Darly sonrie y da su primera paso hacia la entrada. Yo tambien sonrio, ese hombre no sabe a quien esta amenazando. Ya no hay miedo. Yo si se quien va conmigo.
