At 8 years old, I found that one of my greatest passions was singing and music. I was a part of Christian children’s music group called “Niños en Acción”. That’s where it all began. Then at 13 I started to lead worship at my church. That’s where it the passion grew. I discovered a new place with Jesus where Him and I could speak to each other in an intimate way. To this day, my most precious moments with Him involve music.
I’ve had to grow and mature in my approach to music ministry. I used to think that if you were not musically talented you shouldn’t be a part of a music ministry. I had a standard in my mind and if you didn’t reach it, that meant you needed to find what you were actually good at because music was not it. Jesus told me that, that wasn’t very nice.
I was then placed in a situation where I was forced to look at people beyond their abilities. I was able to look at their heart. For me, in worship ministry, heart trumps talent. I would much rather be in a group with someone who reflects the love of Jesus in everything they do versus someone who just knows how to play nice. (yeah, I said it. And I won’t take it back.)
This isn’t to say that we shouldn’t put in effort to give the Lord our best and offer up music on a level of excellence – because we must! This isn’t a message to enable meritocracy. It’s to say that our priority should be the condition of our hearts, not the musical arrangements of our songs.
But every once in a while, the musician in me will try to sing louder than the worshipper in me. And the pet peeves that really shouldn’t matter creep up and take over.
Here in Peru, everyone claps on the 1 and the 3. (If you don’t know what that means, let’s do a mini lesson. Think about how you follow the rhythm of a song. Tap the single beats on your lap: 1, 2, 3, 4. Usually, to follow the beat of a song you’d clap on the 2nd and 4th beat, following the drums.)
Every time it happened, I would look over to my teammate Megan and shake my head. Then I would start clapping on the 2 and 4 on purpose until I couldn’t stand it anymore, joined the crowd and on the 1 and the 3. This happened the first few nights in Peru. Then last night happened.
Last night, the Lord spoke to my heart saying: Get over yourself and listen to their hearts.
I was then able to see the pureness of their worship. It was not lead by sophisticated musicianship. It was not tainted by misused talent. It was not suffocated pride.
It was free. It was genuine. And it was for Jesus.
Worship to God isn’t limited by the amount of members in your band. It’s not limited to the quality of your sound system. It’s not limited by the harmonies or by your song set. It’s limited by…well, you. Me. Us. We limit our worship. Everyone was having an amazing time of worship EXCPET me SIMPLY because I wanted to clap on the 2 and the 4. I saw the young person leading worship and listened to his heart. I blessed me and ministered to me in the deepest way – to see how he expressed his thankfulness for his freedom in Jesus.
My question to you is: will you clap on the 1 and the 3 with me?
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Cuando yo tenia 8 años, descubrí que unas de mis pasiones más grandes era la música y el canto. Fuí parte de un grupo de niños que se llamaba “Niños en Acción”. Allí fue donde comenzó todo. Cuando cumplí 13 años, comencé a dirigir alabanzas en mi iglesia. Fue ahí donde creció mi pasión. Descubrí una nueva forma de comunicarme con Jesus, de una manera más íntima. Hasta el día de hoy, mis momentos más preciados con El son a través de la música.
He tenido que crecer y madurar en cuanto a la forma en que veo el ministerio de la música. Antes pensaba que si uno no tenía un talento musical, no debería de estar en el ministerio de la música. Mi estándar era, que sino la persona no tenia el talento, entonces era mejor que se dedicara a hacer el talento que Dios le había dado para el servicio en su obra. Pero definitivamente no en la música. Jesús me dijo que mi actitud no era buena, ni agradable a El.
He sido puesta en una situación en la cual Dios me está enseñando a ver a las personas más allá de sus habilidades. He podido ver sus corazones. Estoy aprendiendo que en el ministerio de la adoración, la condición de los corazones importa más que el talento. Estoy aprendiendo que es mejor ser parte de un grupo con personas que refeljan el amor de Jesus en todo lo que hacen que estar rodeado de personas que simplemente son buenos músicos. (si, lo dije, y no me arrepiento.)
Con esto no quiero decir que no debemos de esforzarnos para darle lo mejor al Señor, para ofrecerle música en un nivel de excelencia – claro que si! Este mensaje no es para permitir la mediocridad, porque a Dios hay que darle lo mejor. Lo que quiero decir que es nuestra prioridad debería ser la condición de nuestro corazón, no el arreglo musical de nuestras canciones.
Pero de vez en cuando, el músico dentro de mi quiere cantar más fuerte que la adoradora dentro de mi. Y las cositas que me molestan, que no me deberían de molestar, quiere tomar control.
Aquí en Perú, todos aplauden en el 1 y en el 3. (Si no sabes lo que eso significa, piensa en como sigues el rítmo de una canción. Está el rítmo – 1, 2, 3, 4. Usalmente, debería de aplaudir de acuerdo con el rítmo de la batería. Eso sería en el 2 y 4.)
Cada vez que esto sucedía, le hechaba la mirada a mi compañera y amiga Megan y mi cara lo decía todo. Y de allí empezé a aplaudir en el 2 y el 4 a propósito hasta que ya no pude. Y empezé a aplaudir con todos en el 1 y el 3. Esto sucedió en mis primeras noches en Perú. Todo paró anoche.
Anoche, Dios habló a mi corazón y mi dijo: No se trata de ti, escucha sus corazones.
Pude ver la pureza de su adoración. No fue dirigida con musicalidad sofisticada. No fue manchada por talento mal usado. No fue sofocada por el orgullo.
Era adoración genuina, libre para Jesús.
La adoración para Dios no se limita por la cantidad de miembros en tu banda. No se limita por la calidad de tu sistema de sonido. No se limitada por las melodías o por la selección de cantos. Lo que limita la adoración al Señor somos Tu y Yo. Nosotros limitamos nuestra adoración hacia Dios. Todos estaban distfrutando el momento de adoración menos yo. Simplemente porque yo quería apluadir en el 2 y en el 4. Vi al joven dirijiendo las alabanzas y pude ver su Corazón. Me ministró en una forma profunda. Ver como él expresaba su agradecimiento por la libertad que tenia en Jesus.
Mi pregunta para ti es: ¿podrás tu aplaudir en el 1 y el 3 conmigo?
