Cuando comencé esta aventura nunca imaginé todo lo que viviría en el proceso; desde recaudar el dinero hasta el entrenamiento, todo fue reto tras reto, grandes cambios.
Desde pequeña me sentí fuera de lugar y no querida, tanto en el colegio como en mi familia extendida. El lugar que debería ser un lugar seguro, no lo era para mi. En la familia siempre fui la mas pequeña y la más diferente. Algunas veces mis sentimientos eran justificados, pero con el pasar de los años aunque mi realidad no fuera esa, mi cabeza ya estaba programada, al igual que mi corazón, a los 15 años ya me sentía marcada. Lo mismo pasaba en el colegio, me acostumbre a estar sola, sentía que un caparazón gigante me rodeaba y nunca tuve un grupo donde me sintiera segura, esto me marcó por mucho tiempo. Pero mientras esto sucedía, Dios tenía un plan para mi, mi relación con El fue creciendo a través de cada grupo misionero con los que El me permitió trabajar como traductora, con cada uno fui aprendiendo mas e iba llenándome más de El. Así fue como llegué a Adventures in Missions.
Lo demás es una historia que ya muchos conocen, apliqué para el Gap Year y aquí estoy! Escribiendo de cómo en un mes y una semana Dios cambió mi vida! Todas mis heridas familiares y sociales fueron sanadas y me convertí en la persona que Dios quería que yo fuera. Antes de dejar mi país para comenzar el entrenamiento, puede ver el cambio en mi familia, en su apoyo, también pude ver la mano de Dios en mis finanzas, en las donaciones, los milagros habían comenzado.
El campamento de entrenamiento, sin duda, fue el tiempo más difícil que he tenido en mi vida. Fueron los 10 días con más llanto, con más confrontamientos conmigo misma y con Dios, los 10 días con más libertad en mi vida. Durante los primeros días hablaron de sanar heridas, de perdonar; hablaron de vergüenza, hablaron de culpa y también de nuestra identidad. Todos estos temas fueron directo a mi corazón, eran temas con los que mi corazón se identificaba en gran manera, eran cosas con las que todavía estaba lidiando, heridas que sin darme cuenta seguían abiertas y dolían cada vez que las tocaban. Con cada sesión, con cada adoración, Dios me hizo llorar pero también me trajo sanidad y libertad, por primera vez en muchos años me sentía plenamente feliz, sabiendo que todavía hay cosas en las que Dios está trabajando en mi vida y lo seguirá haciendo durante este viaje. Por primera vez me sentí parte de un grupo de amigos que no me iban a juzgar, y con los que podía ser completamente Mafer, sin esconder nada, siendo la verdadera persona, por primera vez no tuve que fingir para ser aceptada, pude ser yo. Dios me dio un increíble grupo de personas con los que pude ser yo y me aceptaron y me amaron.


Muchas heridas fueron sanadas en 10 días, muchas paredes fueron derribadas en 10 días, Dios cambió mi vida en 10 días, hoy puedo decir que las bendiciones que Dios me dio en estos 10 días son las bendiciones que permitieron que Mafer saliera de su escondite.

Después del campamento de entrenamiento, tuve un mes lleno de bendiciones, visitando a mis amigos de Atlanta, más que amigos familia tanto para mi como para mi mamá. Con ellos vinieron muchas otras bendiciones, Dios seguía haciendo milagro tras milagro, seguía abriendo puertas donde no habían. En los últimos dos meses he visto la mano de Dios en todos los aspectos de mi vida, por lo cual estoy muy agradecida con El. También quiero agradecer a todas y cada una de las personas que me han apoyado en esta gran aventura, en este viaje con Dios, gracias por ayudarme a llegar al lugar donde Dios restauró mi corazón, donde El restauró mi vida y mi forma de amar a los demás. Gracias por apoyarme con sus oraciones y por ayudarme a llegar a mi meta financiera. SIIIIII ya hemos alcanzado cada meta, el fondo necesario para mi viaje!!!!!! Gracias a mi Padre Celestial y a ustedes, puedo comenzar este viaje sin problemas. Gracias a todos.
Con cariño,
Mafer
