-La unión hace la fuerza…
Cuando Dani (mi novio) y yo nos empezamos a conocer, yo le comenté acerca del llamado que tenía de servir a Dios y a los demás en la misiones; a lo que él tuvo la respuesta más retadora y extraña: ¿Y por qué no se ha ido? Jejeje, yo en ese momento me dije “diay sí, como que al muchacho este no le interesa estar conmigo” “como que no ve que me gusta”. Sin embargo, yo sabía por qué no me había ido, y era por Temor, por pendeja a dejarme a mí misma y todo lo mío y cegarme con las cosas terrenales sin poder ver lo chiva que me estaba perdiendo.
Luego de unos meses de estar saliendo, yo le decía a Dani: “yo no puedo tener una relación a larga distancia, eso no es lo mío, yo necesito que me abracen, que pasen tiempo conmigo…y si me voy nada de eso lo voy a tener…entonces no sé si funcionaría”
Poco a poco, Dios fue quien comenzó a darnos paz y a darnos una visión más clara y a largo plazo de lo que llegaría a hacer con nosotros, así como individuos y como pareja.
En ese tiempo (yo supe esto meses después), Dani oraba para que Dios le diera señales de que era yo con la que debía estar, de que era yo la mujer por la que él había estado orando, a lo que le pidió que si era yo, yo debía tomar la decisión definitiva de salir a servir en la misiones, aún con todo el miedo que pudiera haber estado sintiendo. Y pues, para el mes de noviembre/diciembre de 2015 fue que tomé la decisión de unirme a World Race…Dios le estaba hablando claro a la persona que ahora es mi pareja. La paz que yo comencé a sentir con respecto a lo que debía hacer era inigualable, y poder escuchar la voz de Dios aprobando mi salida era y es lo mejor del mundo.
Luego de tres meses de estar saliendo con Dani, él me pidió que fuéramos novios y obvio le dije que SIIII jejeje… era un reto ya de por sí. Ese sí involucraba tener una relación por once meses en persona y por once meses alejados físicamente (nuestro propio 11n11); involucraba sacrificar nuestras emociones y el deseo de vernos como una “pareja normal”.
Porque la verdad NO SOMOS UNA PAREJA NORMAL, las parejas normales no se dejan, no ayudan al otro a que se vaya, no son fieles a la distancia… y eso nos ha hecho comprender el verdadero significado del amor, el conocer realmente el amor de Dios a través de la persona correcta y estar dispuestos a que aunque sea duro el camino, lo vamos a recorrer con tres corazones: el de Dani, el mío y el de Dios.
Creo que este proceso no iría por donde va, si no fuera por la ayuda idónea que Dios me entregó, porque cuando me siento temerosa, ansiosa, preocupada, enojada, feliz, esperanzada, gozosa… la respuesta de Dani es “estoy orando por vos” “ayunemos”, “oremos”, “confiá en Dios, ve donde has llegado”, “y qué te parece si hacemos X actividad” y creo y estoy segura que no hay nada más valioso que el corazón de hombre que ama a Dios antes que a su novia. En ese tipo de relación, uno sale ganando al estar más debajo de Dios.
Antes tuve parejas que no tenían ese amor hacia Dios, y estas cosas no existían, si me sentía enferma no existía el voy a orar por vos, si existía una situación complicada no existía el pedir la guía de Dios; y ¡que tonto que es uno! Simplemente, no hay cosa que enamore más que saber que la persona que se ama, te ama por reflejo del amor que Dios le tiene y él le tiene a Dios.
Soy bendecida al poder amar, pero más por ser una hija amada del Padre, una mujer segura de lo que vale en Cristo; y ahora incapaz de rogar amor; porque un hombre que ama con el amor de Dios, conoce como debe amar a la mujer que tiene al lado.
Si vos sos de los que pensás que los yugos desiguales pueden caminar en la misma dirección, no hay nada más erróneo… la bendición de Dios es palpable en la vida de uno cuando se camina en su voluntad y de su mano, y cuando se deja que sea Dios quien tome ambas vidas y las moldee a su antojo… no se puede tener una misma visión y misión de vida con una persona que no ha encontrado su propósito de vida en Cristo.
World Race es un reto para Dani y para mí, es un proceso de once meses lejos físicamente uno del otro, pero unidos en Dios. Es por eso que quiero pedirte que nos tengás en oración, no solo yo me voy, sino que él se queda esperándome. No sabemos qué va a pasar, pero confiamos en que a los que amamos a Dios todo ayuda para bien.
Eclesiastés 4: 9, 10, 12
La verdad, “más valen dos que uno”, porque sacan más provecho de lo que hacen. Además, si uno de ellos tropieza, el otro puede levantarlo. Pero ¡pobre del que cae y no tiene quien lo ayude a levantarse!…Una sola persona puede ser vencida, pero dos ya pueden defenderse; y si tres unen sus fuerzas, ya no es fácil derrotarlas”
